Desde tiempos muy remotos la humanidad utiliza hierbas, especias y condimentos muy diversos para numerosos fines.
Durante mucho tiempo algunos condimentos, como por ejemplo la sal, fueron los únicos recursos de los que se disponía para la conservación de los alimentos.
Se han utilizado hierbas para elaborar infusiones mitigadoras de dolores e incluso para la preparación de pociones mágicas.
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También es posible cultivar hierbas frescas en una maceta. Lave bien las hojas frescas, envuélvalas en toallas de papel húmedas, y refrigérelas hasta por una semana.
Si se desea guardar las hierbas troceadas o en polvo, se separan los tallos de las hojas una vez secas y se desmenuzan sobre un papel o cuenco. Luego se envasan.
Esta operación resulta muy fácil cuando la hierba está bien seca, para lo cual los plazos son muy variables; algunos requieren semanas.
hierbas y especias
Es preferible usar hierbas frescas en vez de las deshidratadas.
El sabor pleno de la hierba fresca o de la especia es mejor en si la agrega justo antes de servír.
Toda la gama de hierbas aromáticas tiene una fuerte presencia en el conjunto de recetas; desde las carnes asadas, hasta los guisos más variados.
En la cocina, las partes delicadas de las hierbas como las hojas y flores se clasifican como hierbas, mientras que los extractos aromáticos secos, semillas y raíces se conocen como especias.
El secreto de la cocina está muchas veces en saber emplear la cantidad exacta de condimentos, sin cargar demasiado los alimentos.
La mejor manera de conocerlas es es cocinar platos que contengan únicamente una hierba o una especia, para aprender cómo interactúa con los diferentes alimentos; observe cómo su sabor se intensifica al cocinarlas y descubra si realmente le gustan.
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