Se trata de una receta muy sencilla a base de miel, azúcar blanco y aceite de de almendras dulces. Si no tienes aceite de almendras puedes sustituirlo por cualquier otro aceite para después del baño. Si tienes la piel sensible también puedes sustituir el azúcar por harina de avena, que es mucho menos abrasiva.
Añade en un recipiente que puedas tapar después: 4 cucharadas de miel, 1 cucharada de azúcar y 2 de aceite. Mézclalo bien y aplícatelo en la ducha una vez que te hayas enjabonado masajeando el cuerpo. Una vez repartido por todo el cuerpo, acláralo con abundante agua. Notarás tu piel mucho más suave e hidratada.
Es recomendable exfoliar la piel una vez por semana.
Esta mascarilla no es recomendable para la cara, ya que el azúcar es demasiado agresivo para la piel del rostro, pero si aún así queremos utilizarla deberemos lavar la cara después con nuestro jabón habitual para eliminar el aceite.
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