domingo
El té verde, una fuente natural de antioxidantes
El té verde, procedente del sudeste asiático, es un arbusto de cinco a diez metros de altura, aunque para su explotación se le deja crecer hasta 1,20 metros como máximo para facilitar la recolección de su parte activa: la yema terminal (pekoe en chino) y las primeras hojas que, después de su recolección, se dejan secar sin fermentar.
Té verde
Sus cualidades terapéuticas, conocidas por la medicina tradicional asiática desde la antigüedad, son hoy en día un hecho probado por la investigación clínica.
Dentro de sus múltiples beneficios, destaca especialmente su capacidad destructora de radicales libres, moléculas tóxicas que intervienen en el envejecimiento celular. Según los diversos estudios, esta actividad, debida especialmente a la presencia de polifenoles, es 100 veces superior a la de la vitamina C y 25 más que la de la vitamina E. A este respecto, se ha revelado que reduce considerablemente los aniones de superóxido y peróxido de hidrógeno – dos agentes que pueden producir lesiones celulares irreversibles -, así como otros elementos oxidantes producidos por toxinas medioambientales
Lipolítico: Efecto quemagrasa
El té verde es rico en cafeína y compuestos fenólicos llamados catequinas. La cafeína posee propiedades lipolíticas que favorecen la evacuación del exceso de grasa fuera de las células. Asimismo posee una ligera acción estimulante, aunque, al no se encontrarse en forma libre como ocurre en el café sino combinada con diversos compuestos fenólicos, ésta se libera de forma progresiva. De ahí que a las mismas cantidades de cafeína consumidas, el té verde ejerce un efecto excitante menos importante.
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